Me preguntan acerca de cosas que me marcaron honda y profundamente cuando era pequeño. Pues la verdad, no hay nada especial. En estos 20 años y 362 días no ha habido nada que me haya marcado en especial o de forma relevante. Ha habido sucesos, han ocurrido cosas, han acontecido toda suerte de chismes y Radio Patio ha estado campando a sus anchas por este mundo loco en el que me ha tocado vivir.
¿Acontecimientos que nos marcan? No hay ninguno, señores. Nuestras acciones, todas nuestras decisiones, las cosas que hacemos todos los días. A veces cosas que están fuera de nuestro alcance y nuestra reacción ante ellas. Nuestra conducta, en definitiva. Nuestra reacción ante la adversidad, por malo que sea el acontecimiento fuera de nuestro alcance que nos sale al paso. Eso es lo que al fin y a la postre nos marca.
Yo no soy mejor que nadie pero tengo las cosas claras. Yo podría decidir en un minuto si trinco o no este blog. Si no cierro, permito a todos que me sigan leyendo. Si lo cierro, dejo a un montón de fieles lectores en la cuneta (incluso algún esperpento por ahí se quedaría triste sin nadie a quien insultar, asumámoslo). A algunos les podría marcar más, a otros menos; podría producir alegrías, penas. Una decisión que tomo yo fuera del alcance de los demás y que puede marcar positiva o negativamente a cualquiera. Uno puede decir: "Pues me da igual" y quedarse tan pancho. Otro puede echar ríos de lágrimas en vano, porque no iba a volver a abrir el sitio. Y ambos seguirían con sus vidas respectivas. Uno amargado; el otro, no.
Por eso mismo digo esto. A mí no me ha marcado ningún suceso en especial durante mi infancia. Yo siempre he ido “a mi bola”, hay quien puede atestiguarlo aquí y ahora.
Así que dejémonos de memes aburridos y pongámonos con lo que importa ahora. Ante los hechos que nos están marcando ahora. Dejemos el pasado. No sigamos anclados en el pasado. A mí que narices me importa que el PP excarcelara a éste o al otro en sus buenos tiempos. Cojones, que yo tenía diez años cuando eso pasó. ¿Quién se piensa que eso me importa? Si lo hizo, pues muy mal. Si no lo hizo, pues muy bien. ¿Qué me importa a mí eso ahora, insisto? A mí me importa el presente. Yo soy de los que creen en eso del “Carpe Diem”. Por una sencilla razón, detesto los objetivos a largo plazo. Me importan un bledo las generales de 2008. Más que nada porque para esa fecha puedo estar en el otro barrio. Incluso me importan un bledo las autonómicas de mayo. Porque puedo estar en el otro barrio.
Asimismo también me importa un pimiento cualquier cosa que haya pasado y que me haya marcado negativamente. Y si a ti te importa cualquier cosa que te haya afectado negativamente, oh lector, simplemente decirte: no te amargues la vida. No puedes cambiarlo. Lo hecho, hecho está, y a lo hecho, pecho. ¿Votaste al PSOE? ¿Te arrepientes? ¿Te marcó aquello? Pues te aguantas y punto. Aquí no están ni Doc ni Martin McFly con su Delorean para volver atrás.
Resumiendo: no hay nada que me haya marcado especialmente. Ha habido hechos concretos, nada relevantes y ante los que he tenido reacciones. Mejores, peores, para llorar, para reírse. Y la verdad, es que ahora mismo me preocupa más lo que esté por venir que lo que ya pasó hace un porrón de años.
Eso sí. Si algo es destacable, cómo iba a olvidarme de mis amigos los espontáneos del 13 de marzo. Eso sí que fue marcar (por la escuadra y sin portero) y lo demás son tonterías.
- Si yo tengo que marcar un día en mi agenda es aquel día negro de 1997 en que asesinaron a Miguel Ángel Blanco, cuando yo empecé a tomar conciencia de quiénes eran los de la ETA. Tenía yo 12 años.
- Si tengo que marcar un día más simpático en mi agenda, marcaría el 28 de marzo de 1991, cuando vino al mundo mi hermana y yo en mi más triste inocencia dije la mayor burrada que he dicho nunca: “¿Mamá, es que nos la vamos a llevar a casa?”.
- Si tengo que marcar cualquier otro día mejor en mi agenda, aquellos días en los que aprendía a montar en bici, hace ya como trece o catorce años. En aquel pedazo de explanada me fui derecho hacia el único pobre hombre que había paseando. Ni qué decir tiene que Murphy no fallaba ni borracho, me lo llevé por delante.
- Si hay que marcar un día triste en mi agenda, el 11 M sería el elegido.
- Si hay que marcar un día de especial alegría, el 23 de junio de 2004 con el aprobado de Selectividad que me permitía entrar en la Universidad.
- Tal vez otro día de mitad de junio del año 2001, cuando me quedé el tercero en la prueba de acceso a Grado Medio en el Conservatorio.
¿Acontecimientos que nos marcan? No hay ninguno, señores. Nuestras acciones, todas nuestras decisiones, las cosas que hacemos todos los días. A veces cosas que están fuera de nuestro alcance y nuestra reacción ante ellas. Nuestra conducta, en definitiva. Nuestra reacción ante la adversidad, por malo que sea el acontecimiento fuera de nuestro alcance que nos sale al paso. Eso es lo que al fin y a la postre nos marca.
Yo no soy mejor que nadie pero tengo las cosas claras. Yo podría decidir en un minuto si trinco o no este blog. Si no cierro, permito a todos que me sigan leyendo. Si lo cierro, dejo a un montón de fieles lectores en la cuneta (incluso algún esperpento por ahí se quedaría triste sin nadie a quien insultar, asumámoslo). A algunos les podría marcar más, a otros menos; podría producir alegrías, penas. Una decisión que tomo yo fuera del alcance de los demás y que puede marcar positiva o negativamente a cualquiera. Uno puede decir: "Pues me da igual" y quedarse tan pancho. Otro puede echar ríos de lágrimas en vano, porque no iba a volver a abrir el sitio. Y ambos seguirían con sus vidas respectivas. Uno amargado; el otro, no.
Por eso mismo digo esto. A mí no me ha marcado ningún suceso en especial durante mi infancia. Yo siempre he ido “a mi bola”, hay quien puede atestiguarlo aquí y ahora.
Así que dejémonos de memes aburridos y pongámonos con lo que importa ahora. Ante los hechos que nos están marcando ahora. Dejemos el pasado. No sigamos anclados en el pasado. A mí que narices me importa que el PP excarcelara a éste o al otro en sus buenos tiempos. Cojones, que yo tenía diez años cuando eso pasó. ¿Quién se piensa que eso me importa? Si lo hizo, pues muy mal. Si no lo hizo, pues muy bien. ¿Qué me importa a mí eso ahora, insisto? A mí me importa el presente. Yo soy de los que creen en eso del “Carpe Diem”. Por una sencilla razón, detesto los objetivos a largo plazo. Me importan un bledo las generales de 2008. Más que nada porque para esa fecha puedo estar en el otro barrio. Incluso me importan un bledo las autonómicas de mayo. Porque puedo estar en el otro barrio.
Asimismo también me importa un pimiento cualquier cosa que haya pasado y que me haya marcado negativamente. Y si a ti te importa cualquier cosa que te haya afectado negativamente, oh lector, simplemente decirte: no te amargues la vida. No puedes cambiarlo. Lo hecho, hecho está, y a lo hecho, pecho. ¿Votaste al PSOE? ¿Te arrepientes? ¿Te marcó aquello? Pues te aguantas y punto. Aquí no están ni Doc ni Martin McFly con su Delorean para volver atrás.
Resumiendo: no hay nada que me haya marcado especialmente. Ha habido hechos concretos, nada relevantes y ante los que he tenido reacciones. Mejores, peores, para llorar, para reírse. Y la verdad, es que ahora mismo me preocupa más lo que esté por venir que lo que ya pasó hace un porrón de años.
Eso sí. Si algo es destacable, cómo iba a olvidarme de mis amigos los espontáneos del 13 de marzo. Eso sí que fue marcar (por la escuadra y sin portero) y lo demás son tonterías.
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